Muchas veces, nuestra fragilidad humana nos hace seguir a Dios por el interés de resolver nuestras necesidades, caprichos o problemas de manera inmediata.
A veces actuamos como si Dios fuera el amuleto de la buena suerte para que mágicamente se nos resuelvan las situaciones o simplemente no nos pase nada a nosotros o a alguno de los nuestros. Pero el sentido de buscar a Dios debe ser diferente, debe ser por una recompensa superior, que va más allá de las cosas pasajeras de este mundo vano y convulsionado.
• No saludes bien porque te conviene, saluda bien a todo el mundo porque amas. No reces solo porque necesitas que algo se resuelva, entra en oración
• porque anhelas amar más a Dios y crecer como ser humano en todo.
No trabajes solo por el salario que vas a recibir, sino porque ama