La mejor herencia que le podemos dejar a nuestros hijos es nuestra propia sanación, perdonando y perdonandonos, es un trabajo diario y recompensado eternamente.
La mejor herencia que le podemos dejar a nuestros hijos es nuestra propia sanación, perdonando y perdonandonos, es un trabajo diario y recompensado eternamente.
La mejor herencia que le podemos dejar a nuestros hijos es nuestra propia sanación, perdonando y perdonandonos, es un trabajo diario y recompensado eternamente.