ROBERTO ARLT ARISTOCRACIA DE BARRIO La otra mañana he asistido a una escena altamente edificante para la moral de todos los que la contemplaban. Un caballero, en mangas de camiseta y una carga de sueño en los ojos, atraillando a tres párvulos, discutía a grito pelado con una pantalonera, mujercita de pelo erizado y ligera de manos como Mercurio lo era de pies, y digo ligera de manos, porque la pantalonera no hacía sino agitar sus puños en torno de las narices del caballero en camiseta. Para…