En Aragón y Navarra, donde más se consume, lo saben bien: esta verdura, fácil de reconocer por la fina pelusa de sus pencas, tiene un sabor suave y delicado que reconforta. Además sienta tan bien al estómago como al paladar. Sus mucílagos la hacen muy digestiva, reducen la absorción del colesterol y alivian el estreñimiento. Aporta potasio, magnesio, hierro y vitamina A. Puedes beber el caldo de cocción, es de buen sabor, rico en minerales y ayuda a limpiar.