Los fuertes dientes de los lobos se complementan con unas poderosas mandíbulas, que le otorgan una enorme capacidad a la hora de morder. Podemos hacernos una idea sabiendo que la mordida de un lobo es de 450 a 700 kilos de presión por cada 2’5 cm2. O, lo que es lo mismo, que puede atravesar el fémur de una presa de gran tamaño, como es el caso de un alce, en tan sólo 6 mordiscos.
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